miércoles, 12 de noviembre de 2008

Noche de Meigas

Me quedé de piedra....

Estaba inmobilizado, no podía ser, al mirar las fotos del móvil, aparecía una extraña mancha azul, apliqué el zoom una y otra vez, pensé que era un reflejo de luna, pero no, parecía un espejo, al ampliar la imagen, se fué convirtiendo en un rostro pixelado, una cara que se parecía mucho a uno de mis contactos del messenger, una intrigante mujer, quizás mi cerebro me estaba gastando una de sus bromas, pero la luz azulada se tornó en una larga cabellera grisácea, quizás blanca, y en medio un rostro poco definido, pero sonriente, tranquilo, perfectamente delimitado y una indumentaria semitransparente, que se confundían con la espesura del bosque..... ¿quién no ha confundido en la negrura, un tronco de árbol con algún cuerpo mitológico?

Todo empezó por casualidad, como suelen suceder las cosas, en una zona del inmenso y despoblado valle de Antares, entre León y Pontevedra, en una noche fría, con una luna llena, brillante y luminosa, en un bosque de árboles muy retorcidos, negro, espeso, tétrico, muy solitario, lleno de ruidos extraños, de ramas crujientes, de pisadas inexistentes y los escalofríos, provocados por las sombras de las ramas mecidas por el viento, luces grisáceas, tonos azulados, estaba padeciendo una explosión de sensaciones mágicas pero aterradoras, no se como ni por que razón, al ir a guardar el móvil, se disparó la cámara, no le dí más importancia. No conté a nadie mi extraña visión, pero esto era la noche siguiente y estaba perdido en el mismo sitio, esta vez con la cámara digital, haciendo fotos compulsivamente, a cada oscuro rincón, impregnándome de una magia especial, creyendo ver en cada sombra un cuerpo, diamantes refulgentes en cada rayo de luz grisácea, filtrados entre las hojas de las espesas ramas de los árboles.

Al ampliar las fotos, siempre aparecía ella, sonriendo complaciente, en cada imagen, una y otra vez, desafiante, me temblaban las manos, esta vez no tenía dudas, era una 'meiga', me tendía sus manos suaves rosáceas, volvieron los escalofríos, no sabía que representaba esta situación, ella era iriscente, de otro mundo, su luz brillante me hipnotizaba, estuve horas admirando aquella frágil visión. Había oído hablar de ellas, pero nunca creí que realmente existieran. De repente me sentí impregnado de magia. Mi vida había dejado de ser una rutina.
No pude dormir.
Al día siguiente por la mañana, tenia que utilizar el portatil, enviar unos trabajos por el correo, ella estaba conectada en el msn. Casi me da algo.

-Esta noche te he visto. Escribí como pude (puse la foto en el avatar).
Un buen rato sin contestar.....
-Por favor, no divulgues mi secreto. Te espero esta noche.

(Siempre he pensado que los contactos del msn tienen algo de irreal, algo que los hace intangibles)

Esta nueva noche, era terriblemente oscura, una nube negra tenía la culpa, tapaba la Luna a intervalos, lo que daba la sensación que el bosque se iluminaba de repente con una gran lámpara, no pasaba nada, pero estaba absorto en mis cavilaciones, me despertó un aroma a pétalos de violeta que entró violentamente en mi interior, me sentía embriagado, como borracho, flotando y dando vueltas entre aquellos árboles, luego un murmullo como de agua cristalina que se confundía con unas risas plácidas, y por fin una brisa de mar templada que me atravesaba, cerré los ojos y pude ver una larga cabellera de plata que se confundía entre los densos matorrales.

Noté una caricia suave en el rostro, unas manos de suaves que me cojían mis manos y luego unos labios tremendamente carnosos y dulces me dieron el beso más tierno que jamás me han dado. A veces dudo si esto fue real, el lugar se llenó de mariposas gigantes, quizás mi mente estaba condicionada por los curiosos acontecimientos.

Las cosas terrenales más valoradas, penden de finísimos hilos
— Edmund Waller, poeta inglés.

Abrí los ojos y el aroma de los pétalos se transformó en aroma de tierra mojada, los sonidos cristalinos en el ulular del viento entre las ramas y el aire se tornó tremendamente gélido. Todo desapareció. La Luna se ocultó del todo y me encontré sentado en una piedra encorvado sobre mi mismo.

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