- ¿No vas a decirme nada?
- Pués no especialmente.
- ¿Entonces por que razón estás ahí delante, mirándome?
- Es que si te pregunto algo, quizás me respondas que no, ahora tengo unas ciertas expectativas, ¿Acaso quieres que pierda mi ventaja?
- jajaja, ¿ventaja? también tienes bastantes expectativas de que te deje ahí plantado.
- Puede que si.... Pero si te vas, disminuyen tus expectativas conmigo y desde luego la de conocer a otro, ¿ves esos que te estan mirando ahora? ahí en la barra, esperando ver como me estrello contigo, el terrible placer del ridículo ajeno, nadie te abordará hoy te lo aseguro.
- Tu desde luego, no tienes miedo al ridículo.
- Verás, juego con ventaja, la verdad es que tampoco me preocupa mucho, en realidad no eres mi primera opción.
- ¿Ehhhh? ¿Acaso no te gusto?
- Si claro que me gustas, pero me gusta más tu amiga la que está bailando, de forma que primero me entreno un poco contigo, de paso tu amiga que no nos quita ojo, se pone algo celosa. Cuando acabe de bailar la abordaré en plan bien, me esforzaré un poco más.
- Entonces si te doy esperanzas, de estar conmigo esta noche. ¿Seguirías intentando hablar con mi amiga?
- Me estropearías el plan totalmente, me ilusiona la sonrisa de tu amiga.
- Pero yo también se sonreir, ¿lo ves?
Le dedicó una de sus mejores sonrisas.
Mientras tanto su amiga bailaba, les miró despreocupada sonriendo, totalmente ajena a la batalla de sonrisas.
Inesperadamente con las dos manos atrapó el cuello, estiró y acercó su cara y besó a aquel hombre tan extraordinario, que no demostraba demasiado interes por ella pero que le había sabido sacar su parte más eroticamente competitiva.
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